La ofrenda de Cain fue inaceptable por lo que él ofreció, por la naturaleza de su ofrenda; Abel ofrendó de su rebaño, derramando sangre, un recordatorio de que es por la muerte de un inocente substituto que podemos acercarnos a Dios y ser aceptados por él en base del valor del ofrecimiento. Nosotros sabemos de Hebreos 10:14 que esta ofrenda es Cristo. El fruto de una tierra maldecida (Génesis 3:17) ofrecido por Cain representa nuestros esfuerzos y buenos actos que un hombre pecador se atreve a ofrecer en oposición a la perfecta obra de Cristo quién vertió su preciosa sangre en la cruz; eso por lo tanto no debe ser aceptado. La ofrenda de Nacab y Abihu (Levítico 10) no fue aceptable tampoco por la manera en que fue ofrendada, por la energía (fuerza) que fue usada, un fuego extraño, traído para quemar el incienso. Esto nos recuerda que en la devoción Dios no está mirando solamente adoración en verdad sino también el poder y la fuerza del Espíritu (Juan 4:23). La fuerza que proviene de nuestra carne no es aceptable a él aún si es usada en servicio a él o en adoración hacia él.
La ofrenda de Uzias (2 Ch. 26:16) no fue aceptable por quien fue el que lo ofrendó. Sólo los sacerdotes podían quemar incienso y el rey no era un sacerdote (Heb. 7). Así que Dios miró lo que fué ofrendado, cómo fue ofrendado y por quién fue ofrecido. El ofrecimiento aceptable está centrado en Cristo, ofrecido por el Espíritu, por el nuevo nacimiento del Cristiano ahora hecho un sacerdote (1 Pedro 2:5). Recordemos la única ofrenda por quién tu has sido perfeccionado para siempre: Cristo, quién se ofreció asímismo sin mancha a Dios, por el eterno Espíritu (Heb. 9:14).
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Ultima actulización 2008/07/16