Los carbones se utilizan a menudo como ejemplos entre los cristianos para animarnos a la comunión mutua. Es un hecho bien conocido que el aislamiento de un carbón encendido se enfría rápidamente, pero en la compañía de otros carbones se mantienen encendidos unos a otros. Los discípulos de Emaús dijeron: ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros, mientras nos hablaba por el camino y mientras nos abría las Escrituras? (Lucas 24: 32). Si se juntan carbones fríos, se quedarán fríos. Pero cuando hay contacto con un carbón encendido, entonces también se encienden y se calientan. En el Salmo 31:12 (NT) leemos "He sido olvidado en su corazón como un muerto". Sin duda hay corazones fríos hacia Él, incluso aún si la mente conoce mucho acerca de Él. Pero el corazón del Señor Jesús está siempre ardiendo de amor ferviente por nosotros y Él se deleita, de la manera que nos hemos reunido alrededor de él, específicamente para recordarle a Él en Su muerte por nosotros, para calentar nuestros fríos corazones con su amor inalterable. Sólo Él es ese carbón ardiente, con ferviente amor, infinito e inagotable, que restaura y calienta nuestros corazones para que, a su vez ardamos para Él. Él se dió a conocer ante ellos cuando partió el pan (Lucas 24: 35 NT) ¡Qué amor!
NOTA: Todas las referencias Bíblicas son tomadas de la versión Reina Valera 1960, a menos que se especifique de cual otra versión fueron tomadas. Todo material sin firmar está inspirado por Ec. 12:11. Mándanos toda correspondencia, comentarios y sugerencias a: sembradorescotidianos@tlb.sympatico.ca
Ultima actulización 2010/10/07